Los sistemas ADAS han demostrado su eficacia para evitar accidentes. Sin embargo, algunos propietarios de vehículos han detectado problemas con estas tecnologías después de una reparación. El Insurance Institute for Highway Safety ha realizado una encuesta entre propietarios de vehículos equipados con funciones como la prevención de colisiones frontales, detección de puntos ciegos o cámaras retrovisoras y otras cámaras que mejoran la visibilidad. Pues bien, entre los encuestados que informaron de que al menos uno de esos sistemas había sido reparado por algún motivo, aproximadamente la mitad aseguró que había detectado problemas con esas funciones después de que se completó la intervención.

De este modo, la mayoría de los más de 3.000 participantes en la encuesta aseguraron no haber  necesitado reparar esas funciones de sus vehículos. Sin embargo, para la minoría que sí lo hizo, los problemas no siempre se resolvieron satisfactoriamente. De hecho, algunos conductores han señalado que tuvieron que reparar la misma funcionalidad más de una vez. A pesar de esto, la gran mayoría aseguró que volvería a comprar un vehículo equipado con estas tecnologías y la mayoría se mostró satisfecha con el coste de su desembolso.

En este estudio, el IIHS encuestó a casi 500 conductores sobre sus experiencias más recientes con las reparaciones de sus cámaras de prevención de colisiones frontales, la detección de puntos ciegos o asistencia al conductor. Algunos de estos propietarios habían reparado más de una de estas características, ya fuera por separado o como parte del mismo trabajo. Alrededor del 40 por ciento de los vehículos involucrados eran del año 2019 o más nuevos.

Problemas posteriores a la reparación

A menudo, los conductores tuvieron más de una razón para reparar estas tecnologías. La mayoría tuvo que llevar su coche al taller por una llamada a revisión o un boletín de servicio sobre una funcionalidad en concreto, pero esa, rara vez, fue la única razón por la que llevaron su vehículo al taller. Otras razones comunes, que no se excluyeron mutuamente, incluyeron el reemplazo del parabrisas, daños por choque, una recomendación del concesionario o del taller, una luz de advertencia o un mensaje de error del propio vehículo.

Los problemas con la tecnología tras una reparación fueron sustancialmente más comunes entre las personas a las que se les repararon las funcionalidades por daños provocados por colisiones o por el reemplazo del parabrisas. Alrededor de dos tercios de los propietarios cuyas funciones de prevención de choques incluyeron la sustitución del parabrisas y casi las tres cuartas partes de aquellos cuyas reparaciones fueron necesarias debido a daños por choque dijeron haber sufrido problemas con la tecnología tras la reparación. Por el contrario, menos de la mitad de los propietarios a los que se les hicieron reparaciones por otras causas tuvieron problemas posteriores.

Las reparaciones de parabrisas a menudo hacen que sea necesario calibrar los sensores y cámaras para evitar choques. Los fabricantes de automóviles estipulan que los sistemas deben calibrarse cada vez que se retira y reemplaza o reinstala un sensor. Del mismo modo, la calibración suele ser un paso inicial para abordar una característica que no funciona correctamente. Alrededor de dos tercios de los encuestados a quienes se les habían realizado reparaciones dijeron éstas incluyeron una calibración. Esos encuestados también informaron de una mayor incidencia de problemas tras la reparación

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